El coche que salvó miles de viajes

08.06.2025

En la historia de la automoción española hay vehículos que marcaron una época por su popularidad, su diseño o su rendimiento, luego están los que marcaron esa misma época por su función esencial pero silenciosa. Entre estos últimos, uno de los grandes olvidados, y que hoy rescatado por la memoria y el coleccionismo, es el SEAT 127 Comercial de asistencia en carretera: un 127 comercial ligero, eficiente y versátil que prestó apoyo a miles de conductores durante más de una década. 

De turismo al servicio técnico, el SEAT 127 HN

El SEAT 127, lanzado en 1972, fue uno de los mayores éxitos de la marca española. Pero más allá del modelo de turismo, SEAT desarrolló también versiones comerciales e industriales, conocidas como 127 Comercial, homologadas para carga ligera. A estas versiones se les suprimían los asientos traseros y los cristales posteriores, convirtiéndolas en pequeñas furgonetas útiles para autónomos, repartidores y servicios técnicos.

Una de sus aplicaciones más emblemáticas fue su transformación en vehículo de asistencia en carretera, tanto para flotas oficiales de SEAT como para concesionarios y talleres concertados. Su tamaño compacto, su economía de uso y su facilidad de mantenimiento lo convirtieron en una herramienta ideal para intervenir en carretera en tiempo récord.

Estas unidades destinadas a uso comercial contaban con código de bastidor HN, una referencia clave que las distingue de las versiones turismo. Esta denominación garantizaba su origen como vehículo industrial desde fábrica, y no como transformación posterior. Gracias a ello, podían beneficiarse de una fiscalidad diferenciada y circular con ciertas exenciones propias de los vehículos de trabajo, estos vehículos tuvieron un mercado muy amplio dada su alta flexibilidad entre ellas como este caso para vehículo de asistencia técnica móvil.

Un pequeño taller rodante

Los SEAT 127 de asistencia eran fácilmente reconocibles por su decoración corporativa: carrocería blanca con rotulación azul y amarilla, logos en el techo con la palabra SEAT bien visible. En su interior, el espacio de carga se acondicionaba como un pequeño taller, disponia de un armario de madera situado en el maletero del coche.

Su dotación habitual incluía:

  • Llaves, destornilladores, alicates

  • Gato y barra de remolque

  • Cables de arranque

  • Baterías de repuesto

  • Ruedas y correas

  • Lámparas, fusibles, linternas

Todo ello permitía al mecánico de servicio realizar pequeñas intervenciones en carretera: desde sustituir una batería o una correa rota, hasta arrancar un vehículo parado o asegurar una reparación provisional para continuar el viaje.

Los coches de asistencia de SEAT no solo destacaban por su equipamiento, realmente su gran valor estaba en quien lo conducía. En cada unidad viajaba un técnico especializado del que muchas veces estaba vinculado a un concesionario oficial, que conocía a fondo los vehículos de la marca y sabía cómo actuar con rapidez.

Su presencia era habitual en operaciones salida, fines de semana y zonas turísticas. No eran servicios de emergencia como los conocemos hoy, sino gestos de fidelidad de la marca hacia sus clientes.