Incapaz de dejar indiferente
Nos encontramos en la era del automóvil inteligente, máximas prestaciones a máximas velocidades con la máxima tecnología, no obstante este 1400 ha conseguido esquivar con éxito el deterioro del paso del tiempo
Texto: Rubén Sánchez / Fotos: Rubén Sánchez
Hoy nos disponemos a probar el que fue uno de los primero Seat que se fabricó bajo la licencia Fiat, eso sí, uno de los coches que fue elegido para la burguesía de la época y vehículos oficiales de las autoridades. Estamos hablando, como no, del Seat 1400 en su versión primera. Con bastidor de los primeros, nos encontramos frente a el, en este caso su color negro brillante nos hipnotiza momentáneamente, su impecable elegancia nos permite por unos instantes transportarnos a los años 1953 cuando salió de fábrica, seguramente para algún estamento de la burguesía o del estado ya que en esa época tener de por si un coche era un privilegio al alcance de muy pocos y de estas características, el circulo de posibles adquisidores era aun menor.
Después de un viaje imaginario al pasado nos decidimos a entrar en el coche. Su tapicería verde nos recuerda una vez más que se trata de un primera serie.
Nos acomodamos en el asiento y arrancamos el motor, para ello tiramos del starter, accionamos la llave y el motor arranca tras un par de intentos sin mayor dificultad. Lentamente retiramos el starter manteniendo el ritmo del motor con el acelerador para evitar un exceso de engrase de las bujías.
El coche ya esta arrancado pero hemos de subir 3 plantas de parquing donde se encuentra y no queremos forzar el motor aun frío, así que lo dejamos atemperar unos minutos.
Mientras se calienta aprovechamos para examinar un poco más el interior de este 1400. A nuestros ojos se trata de un equipamiento bastante usual en este modelo, como el cambio de marchas en el volante, pero sin duda hay un atractivo en el interior de este coche que nos cautiva desde el instante en que lo observamos.
Ahí se encuentra, ocupando un espacio privilegiado en el centro del tablero... una radio original integrada que tan solo se montaba en aquellos vehículos de máximo lujo puesto que su precio era fuera del alcance de la mayoría. Cabe destacar una vez mas que nos encontramos en el año 1954, donde solo la burguesía podía permitirse comprar una radio para el hogar, así que entendemos que en los vehículos tener radio era un auténtico lujo al alcance de una minoría. Nos paramos a contemplar el ejemplar, parece recién salido de fábrica, su estado de conservación es exquisito.
Una vez que tenemos el motor atemperado y recuperados de la emoción del ver la radio salimos a rodar. Engranamos primera, levantamos el embrague y ¡a rodar!
De nuevo en las calles de la ciudad condal después de 59 años que han pasado desde aquel 1953 en el que este vehículo salió de la fábrica de SEAT, en la zona franca de Barcelona, nos encontramos en 2013, en la era del automóvil inteligente, máximas prestaciones a máximas velocidades con la máxima tecnología, no obstante este 1400 ha conseguido esquivar con éxito el deterioro del paso del tiempo, eso si, gracias a los cuidados de aquellos coleccionistas que han querido guardar un pequeño pedazo de la historia y pasar de coche antiguo a coche clásico. Así que bajo su deslumbrante carrocería negra y sus múltiples cromados brillantes, nos abrimos camino entre las calles alzando miradas por ahí donde pasa y consigue a quién más o menos no dejarlo indiferente.
Su amplitud interior nos permite ir cómodos, el cambio de marchas en el volante nos permite que la banqueta sea mucho mas amplia para albergar incluso a 3 ocupantes delante y 3 ocupantes detrás, podemos notar en su conducción que el coche es lento en responder, con falta de potencia en arrancadas y con una frenada lenta nos impide llevar una conducción holgada o ligera, no obstante estas molestias no nos eximen de permitirnos transportarnos a su época dorada.
También destacar como punto favorable que su amplio maletero permite no tan solo poder albergar lo que serian las maletas de los Señores Burgueses sino que incluso una rueda de recambio con sus accesorios correspondientes situándose esta en el lado derecho del maletero.
Ya después de unas horas rodando por las calles de la ciudad, regresamos al parquing donde se refugia, bajo su funda, del hachazo del paso del tiempo
Podemos concluir que después de esta experiencia de conducción, este modelo nos ha permitido experimentar en primera persona las sensaciones de conducción de un vehículo destinado a una época en la que era un símbolo más de distinción de las clases, seguramente en sus días conducido por algún chófer.