La capota del Ibiza cabrio
Seat Ibiza descapotable, un coche que promete la emoción, la experiencia y la diversión de un descapotable, pero que esconde un error monumental en su diseño. La capota, una parte que se convierte en una fuente de frustración para sus propietarios, un problema que se convierte en recurrente para al igual que otros muchos modelos de los años 60 y 70.
En primer lugar analicemos la capota, esta se compone de tres partes:
La arquillada
Parte fija del coche que se guarda en la parte posterior del coche protegida con una lona protectora,
La capota
La capota propiamente cogida a la arquillada con varios enganches para fijarla al la carrocería una vez desplegada, esta tiene dos plásticos laterales y uno trasero para dar visibilidad a los ocupantes de las plazas traseras.
El tejadillo
La tercera parte que tiene una pequeña arquillada que va fijada a la estructura que hay sobre el espacio de las plazas delanteras, permite poder abrir y cerrar el tejadillo con la capota principal puesta.
El montaje
La odisea comienza cada vez que decides desplegar la capota. Primero, debes retirar la lona protectora que cubre la aquillada, que queda fija en el maletero, una vez desplegada te encuentras con un conjunto de mecanismos que una vez desplegados hay que empezar a fijar con tornillería que casi debe ser manipulado con herramientas de taller. Esta operación no es precisamente rápida y fácil, lo que hace que el proceso de capotar se convierta en un ritual tedioso y sin prisas... "Dicen que si te pilla lloviendo mientras lo conduces, la mejor solución es llevar siempre un plástico en el maletero. ¡Así podrás improvisar tu propia capota hasta que te dediques a montar la original! Pero, ojo, asegúrate de que no sea un día ventoso, ¡o podrías terminar volando por la carretera con tu 'nueva' capota improvisada!"
Una vez que has conseguido colocar la aquillada, es hora de tensar la lona por las partes laterales. Esta lona, dispone de varios enganches que no transmiten mucha seguridad ya que están a contra marcha por lo que una sobre presión en la parte interior por el aire al circular podría soltarlo haciendo que pierdas por el camino parte de tu lona.
Finalmente, después de haber lidiado con todas estas piezas, debes colocar los enganches delanteros para fijarla, esta opción es muy curiosa pues con la lona puesta permite que el tejadillo sea abierto o cerrado sin necesidad de retirar toda la lona.
Pero eso no es todo, porque con la capota ajustada y en su lugar, los asientos traseros se ven gravemente comprometidos. La visión lateral se esfuma, ya que no cuentan con cristales, sino con plásticos que no permiten excesiva visibilidad al igual que en la parte posterior que tiene otro plástico para poder ver desde el retrovisor, además hay que contar que el espacio se ve disminuido por la propia aquillada, que además se encuentra amenazadoramente cerca de la cabeza de quien va sentado en la parte trasera. ¿Realmente vale la pena sacrificar la comodidad de tus pasajeros por el "encanto" de la capota? la respuesta es no. se trata de un coche puramente veraniego y que siempre estará descapotado.
El descapotar
El siguiente problema surge al intentar retirar la capota de este vehículo. Después de liberar todos los enganches y desmontar la tornillería que sostiene las diferentes partes de la arquillada, nos encontramos con un dilema. La estructura se vuelve inestable, lo que hace necesario contar con al menos dos personas para doblarla en tres partes y poder guardarla nuevamente bajo el cubre capota.
Esta operación se convierte en la más larga y complicada de realizar. A diferencia de otras tareas mecánicas que pueden seguir una fórmula precisa, aquí no existe una ciencia exacta que determine cómo deben ser los pliegues, depende en gran medida de la experiencia y el juicio de quienes realizan la tarea. El objetivo es minimizar el riesgo de que la capota pueda quedar marcada o doblada de forma excesiva, lo que podría afectar su aspecto y durabilidad.
Además, el espacio donde se guarda la capota desmontada debe ser muy específico. Si no se coloca de manera precisa bajo el cubre capotas, no se puede tensar adecuadamente, lo que puede resultar en problemas adicionales. Esta operación, en definitiva, requiere habilidad, paciencia y atención a los detalles para garantizar que la capota se almacene adecuadamente sin sufrir daños ni deformaciones.
En resumen
El Seat Ibiza descapotable parece ser un coche excepcional pero que ha caído en la trampa de su propia pretensión. La capota, en lugar de ser una característica que mejora la experiencia de conducción, se convierte en un obstáculo y en un elemento totalmente prescindible. Además de que no acaba de ser estanca.
Opinión personal
Rubén Sánchez
En mi opinión personal, considero que la capota es completamente prescindible en un coche de tipo lúdico como este. Los propietarios de este tipo de vehículos deben ser conscientes de lo que poseen, las emociones que pueden brindar, la satisfacción que pueden experimentar, así como las limitaciones que conllevan. Con espacio dedicado a una estructura desmontable cuya instalación casi requiere de un taller, y en cambio un maletero verdaderamente pequeño, me parece que hay un error de diseño evidente.
El espacio que actualmente ocupa esta estructura podría estar mejor destinado al maletero, lo cual sería mucho más útil en muchas situaciones. La capacidad de almacenamiento adicional sería beneficiosa para acomodar equipaje, compras o cualquier otro objeto que uno necesite transportar. Además, simplificaría el proceso de carga y descarga, mejorando la practicidad del vehículo en el día a día.
En resumen, creo que se podría lograr un equilibrio más adecuado entre la experiencia de conducción emocionante que ofrece un coche lúdico y la funcionalidad que los propietarios requieren en su vida cotidiana, todo ello sin la necesidad de una capota que, en mi opinión, no aporta un valor significativo a este tipo de vehículo, pues destaca como uno de sus fallos más notables, lo que refuerza la noción de que este automóvil está diseñado principalmente como un vehículo lúdico de verano. El proceso de poner la capota parece estar destinado más a situaciones de emergencia o a necesidades muy específicas.