Prueba en carretera

18.07.2013

Hacia poco tiempo que hablamos dado por finalizada la restauración y era la hora de ponerse al volate para hacer un pequeño test de este coche, de su comportamiento y de su conducción, así que el encargado fué el Fleet manager de la colección.

Texto: Rubén Sánchez


Con cierto nerviosismo esperamos que llegara el momento de ponernos al volante, del que para nosotros es el buque insignia de la colección: se trata del FIAT 1400 descapotable del año 1952, con la columna de dirección a la derecha.

Nos encontramos frente al coche, ya con la funda de protección retirada. Aún no nos hemos subido que ya nos transmite un mar de sensaciones. Una imagen de elegancia mezclada con la deportividad que puede ofrecer un dos puertas sumado a la libertad de un auténtico cabriolet de la década de los 50. Después de unos minutos de admirar su elegante e imecaple carrocería así como sus múltiples detalles cromados decidimos prepararnos para salir a rodar con el.

Después de unos minutos de admirar su elegante e impecable carrocería y sus múltiples detalles cromados decidimos empezar a prepararnos para salir a rodar con él.

Como se trata de un modelo cabrio, por supuesto hay que conducirlo descapotado para poder percibir todas las sensaciones que nos ofrecen este tipo de modelos. Nos ponemos manos a la obra suponiendo de antemano que no va a ser tan fácil como parece ya que el conjunto de la arquillada de la capota es pesada y se necesitan dos personas para poder plegarla correctamente, de forma que la tela no se doble con arrugas o se pueda enganchar y romper. Una vez con la estructura de la capota bien recogida y la tela plegada, se le coloca una funda encima para protegerla del viento y del sol.

Con el coche ya descapotado nos ponemos en marcha, entramos por la puerta derecha, puesto que recordemos que la columna de dirección se encuentra en este lugar, colocamos la llave, embrague a fondo, tiramos del estárter y de la palanca central para arrancar el coche.

Antes de salir es necesario esperar unos minutos a que el motor se atempere convenientemente, observamos con detalle la completa instrumentación para poder utilizarla con posterioridad especialmente el indicador de la temperatura del motor.

Sabemos que el coche es modelo marca Fiat y que en España Seat no lo llego a fabricar nunca, por eso la instrumentación esta en italiano y además el velocímetro esta en cuenta millas. También nos encontramos el cambio de marchas en la columna de dirección al lado izquierdo, eso nos obligará a tener que utilizar nuestra desentrenada mano izquierda cada vez que queramos cambiar de marchas.

En la parte derecha del volante nos encontramos la palanca de intermitente con chivato incorporado. Cabe señalar especialmente que este modelo lleva instalados, los intermitentes mecánicos del tipo "banderitas" que salen de los laterales.

Una vez atemperado y listos para arrancar, salimos a rodar por las calles de la ciudad de Barcelona. Al tratarse de un coche señorial y con grandes rasgos de distinción, decidimos hacerlo circular por las grandes avenidas de la ciudad Condal, Paseo de Gracia, Rambla de Catalunya, Gran Vía, ...devolviéndole a un pasado histórico donde este vehículo de bien seguro había formado parte de una familia de la alta burguesía de la época tal y como ya hemos apuntado en la historia del vehículo.

Su comportamiento es algo lento para la circulación en una gran ciudad, el gran peso del coche y su ajustada potencia, hacen que se quede corto en la aceleración. También destacar que el puesto de conducción a la derecha y el cambio de marchas a la izquierda en el volante, nos dificultan la agilidad en las maniobras, motivo por el cual decidimos sacarlo a la carretera, donde a pesar de sus limitaciones se desenvuelve con mayor soltura.

Pese a estos problemas de agilidad en la circulación y ajustada potencia en algún momento, nos sentimos muy bien conduciéndolo además notamos que levanta pasiones y admiración allí por donde pasa.

De nuevo en el garaje después de haber estado circulando un par de horas por la ciudad Condal y tramos de carreteras interiores, volvemos a ponerle la capota y lo tapamos con su funda.

En conclusión, destacar que aparte de tener los problemas antes comentados sobre todo de agilidad en circulación rodada por una ciudad, bien es cierto que nos hace transportar a la época de los años 50, donde tener un coche era un privilegio reservado únicamente a los más adinerados, y además poseer un coche como este 1400 descapotable, estaba al alcance de muy muy pocos.